Una visión de la Historia del Diablo Cartesiano a través de imágenes
 
         
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CRÉDITOS
ÍNDICE DE LAS LÁMINAS
INTRODUCCIÓN

Esta exposición tiene como objetivo fundamental facilitar la utilización didáctica de la Historia de la Ciencia para lograr una motivación hacia el aprendizaje de la ciencia y, como posible consecuencia, la comprensión de la naturaleza del conocimiento científico. La utilización de la Historia de la Ciencia es un recurso para el aprendizaje y sirve para la detección de obstáculos epistemológicos; tiene abundantes ejemplos en la bibliografía didáctica. Por ejemplo, Vázquez, Manassero y Ortiz (2013, 244-5) inciden en la tradición didáctica que defiende los beneficios de utilizar los recursos que nos ofrece la Historia de la Ciencia y su inclusión en los programas escolares de materias que vinculen las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad. Para estos autores es necesario que los ciudadanos construyan la idea de qué es la ciencia y cómo avanza en sus conocimientos, y, para ello, no es suficiente trabajar con los contenidos científicos; es preciso el diseño de contenidos propios de la Naturaleza de Ciencia y Tecnología y que se incluyan en la programación explícitamente, al igual que el resto de contenidos científicos.

     Asimismo, Caamaño se pregunta qué actividades son las más adecuadas para comprender la naturaleza de la ciencia; entre ellas da importancia a aquellas que tienen que ver con la Historia de la Ciencia (Caamaño, 2012, 118-122).

     Muchos descubrimientos científicos son la consecuencia de investigaciones llevadas a cabo para responder alguna pregunta. En el caso de esta exposición, el descubrimiento del ludión o Diablo Cartesiano es consecuencia del interés del Gran Duque de Medici por los instrumentos para medir la temperatura,  para llevar a cabo incubaciones de huevos de gallina en hornos o invernaderos, técnica traída de Egipto y que quería implantar en la Toscana (Andres, 1832; Antinori, 1841). Este encargo ya se había realizado a Galileo y en él trabajaron también Torricelli y el propio Ferdinando II. Las experimentaciones, que se llevaban a cabo en el marco de la Academia patrocinada por los Medici, se realizaban en un ambiente privado, siendo las exposiciones públicas esporádicas, en atención a visitantes ilustres o científicos. De hecho, la primera publicación de la Accademia del Cimento de Florencia se realizó en 1667, diez años después de que la Academia estuviese oficialmente constituida, aunque su funcionamiento fue anterior.

     Uno de estos visitantes fue Monconys, Consejero del Rey de Francia. En el diario de su visita a Florencia, correspondiente al siete de noviembre de 1646, indica que Torricelli le enseña diversos termómetros del Gran Duque Ferdinando II hechos con bolas de cristal sumergidas en alcohol; asimismo le habla de otros construidos con bolas abiertas en la parte inferior y que, en su interior, hay la mitad de agua y la otra mitad de aire. El relato del viajero francés no deja lugar a dudas de la fecha y de los instrumentos fabricados. Sin embargo, de éstos no quedaron ilustraciones ni mayores descripciones (Monconys, 1665).

     El marco social y científico en el que surgen las preguntas y las necesidades a las que quieren dar respuesta es motivador e ilustrativo para entender la naturaleza de la ciencia. Al estudiar el marco histórico y las reflexiones de los investigadores, se llegan a captar ideas que ayudan a construir contestaciones para responder a otras preguntas como qué es la ciencia, qué es la comunidad científica, si tiene ésta algún comportamiento diferente al resto de ámbitos del conocimiento; cómo se construye el conocimiento científico, si es éste definitivo, si tienen aplicaciones tecnológicas los descubrimientos científicos, cómo repercuten socialmente…

     El uso de imágenes para facilitar el aprendizaje también ha sido motivo de diversos estudios y, lo mismo que los conceptos deben poder ser anclados en los conocimientos ya adquiridos, las imágenes han de poder ser relacionadas con otros, para poder construir la propia realidad del observador (Piaget e Inhelder, 1956; Mottet 1996; Martínez Peña y Gil Quílez 2003, Gil Quílez y Martínez Peña, 2005).

     Se deben utilizar técnicas educativas, que faciliten el proceso de construcción de los contenidos, para que, con posterioridad, el observador sea capaz de argumentar acerca de los fenómenos representados en las imágenes. Son importantes las imágenes utilizadas para la enseñanza y también las realizadas por los estudiantes para representar su construcción individual (Martí, 2003).

     Lo que aquí se presenta como un recurso didáctico no es un planteamiento que pretenda utilizar las imágenes  para que, con una simple visión, sean útiles para el aprendizaje, sino que, precisamente, lo que se quiere es lograr la motivación que provoque una posterior discusión sobre ellas y, de esa manera, conseguir una mejor comprensión del hecho físico, lúdico o mágico que se ha pretendido reflejar (Fanaro, Otero y Greca, 2005), así como una reflexión histórica del proceso.


    Desde que Raffaello Magiotti, en 1648, ejerció presión sobre el agua contenida en un recipiente de vidrio, los diablos cartesianos no han cesado de ser objeto de estudio, curiosidad o engaño, y siempre han estado bailando.
   El aparato está compuesto de un recipiente de vidrio, cilíndrico o en forma de botella. La boca puede estar abierta, en cuyo caso se ejerce presión sobre el agua con la palma de la mano o con el dedo; la otra opción es cerrar el recipiente con una piel elástica que permita ejercer la presión; el objeto desciende o sube en función de que la presión aumente o disminuya.
   Sin embargo, lo que más ha evolucionado a lo largo de los años es el objeto que danza en su interior y éste es el motivo fundamental de esta exposición de grabados, obtenidos en la mayoría de las ocasiones de libros de filosofía, ciencia o de pasatiempos.
   Se presentan setenta y siete imágenes publicadas desde 1648, en las que se pone de manifiesto su evolución morfológica, relacionada con sus mejoras tecnológicas, pero también con sus diversos usos; asimismo se pone de manifiesto la diversidad de nombres con los que se ha denominado el objeto que se mueve en el interior de la botella (Carrasquer, Ponz, Álvarez y Uría, 2013).


Guía de uso

Las imágenes se han agrupado según su morfología y uso. Cada lámina indica el autor o editor, el año de publicación, denominación, lengua y lugar de edición. Se han agrupado en seis apartados:

AMPOLLAS DE VIDRIO HUECAS Y PERFORADAS:
Se utilizan jarritas o ampollas de vidrio abiertas por un pequeño orificio con o sin cuello, lastradas o no.

FIGURAS SUSPENDIDAS DE LA AMPOLLA DE VIDRIO:
La ampolla hueca y perforada sustenta una imagen de vidrio o esmalte maciza.

FIGURAS DE VIDRIO HUECAS Y PERFORADAS:
Desaparece la ampolla y es la propia imagen de vidrio la que está hueca y perforada. En ocasiones la conexión con el interior es un tubo que se retuerce alrededor de la imagen.

ENGAÑO, BROMA O ESPECTÁCULO:
El mecanismo con el que se ejerce la presión se oculta para provocar sorpresa o espectáculo. Los diablillos tienen un interés divulgativo, de negocio o, en ocasiones, didáctico.

USO DIDÁCTICO TECNOLÓGICO O CIENTÍFICO:
Se presentan modelos para el aprendizaje de las propiedades físicas de la materia, o de aplicación científica o tecnológica.

PSEUDODIABLILLOS:
En este apartado se citan aparatos que han sido denominados Diablos Cartesianos sin serlo desde el punto de vista de su funcionamiento físico, o por confusiones históricas y denominaciones analógicas.

TIPOS
AMPOLLA DE VIDRIO
FIGURA SUSPENDIDA
FIGURA DE VIDRIO HUECA
ESPECTÁCULO
USO DIDÁCTICO
PSEUDODIABLILLOS
EXPOSICIÓN
REFERENCIAS
AYUDA
 
 



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