Para hacer más
atractivo el experimento y, además, para que sirva de lastre, se cuelga
una figurita de la ampolla, que tendrá un gancho para facilitar su
enganche. En ocasiones el propio gancho está hueco y es el lugar por
donde entra el agua a la ampolla. Es el caso de los diablillos
representados en Wolff (1722), Tümming (1725), Musschembroek (1739) y
Brisson (1781).
En otras ocasiones, la ampolla tiene un orificio o entrada en su
lateral, como en los casos de De La Fond (1767; 1775), Deschanel (1869)
y Drion et Fermet (1869). Otras representaciones similares, en las que
no se aprecia por dónde penetra el agua en la ampolla, son las de Roret
(1834) y Bird (1848). Tissandier (1883) representa una ampolla realizada
con una nuez de nogal hueca.
LÁMINAS DE LA EXPOSICIÓN CON ESTE TIPO DE
DIABLO CARTESIANO
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